Conductas del día a día que te ayudarán a desarrollar tus habilidades de liderazgo.


Un buen líder necesita disciplina. ¿Cómo puedes hacer gala de tu disciplina en el trabajo? Poniendo fechas y respetarlas para la entrega de pendientes, llegando a tiempo a reuniones cumplir con lo acordado en las reuniones y finalizarlas.

Aprende a delegar.

Un líder de verdad no tiene problema en delegar en otras personas cuando hace falta. No debes sentirte amenazado cuando alguien discrepe de tu opinión, cuestione tu pensamiento o proponga ideas propias. Mantén un talante abierto y reconoce el mérito donde lo haya. No siempre será fácil, pero si aprendes a valorar y respetar a los demás miembros del equipo, estos estarán más dispuestos a asumir sus responsabilidades.

  Conoce la situación.

Lo que distingue a un buen líder es que es capaz de tener una perspectiva más amplia y anticiparse a los problemas antes de que surjan. Se trata de una valiosa habilidad que hay que tener para gestionar proyectos complejos con plazos muy ajustados. La capacidad del líder de prever y ofrecer sugerencias con el fin de evitar posibles problemas no tiene precio. Esta capacidad también ayuda a reconocer las oportunidades que otros pasan por alto, con lo que de seguro obtendrás reconocimiento.

     Inspira a otros.

Ser un líder implica formar parte de un equipo y ser capaz de motivar e inspirar a los compañeros para que colaboren de la mejor forma posible. Cuando uno de los miembros del equipo necesite apoyo u orientación, ofrécelo. En ocasiones, todo lo que una persona necesita es a alguien que la escuche y muestre empatía.

     Sigue aprendiendo.

La mejor ruta para convertirse en un buen líder es seguir aprendiendo cosas nuevas. Tu mente siempre estará a punto y tus habilidades de liderazgo al día. Te prepara para nuevos retos que pudieran aparecer, algo que siempre se valora en un líder.




   Da poder a tus compañeros de equipo.

Nadie es el mejor en todo, y cuanto antes te des cuenta, antes aprenderás a ser un buen líder. Delegar tareas en otras personas no solo te libera para que puedas hacer otras cosas que se te dan mejor, también capacita a los demás miembros del equipo.

    Resuelve los conflictos.

No todo el mundo se va a llevar bien siempre. En lugar de ignorar los conflictos interpersonales y esperar a que se esfumen, abórdalos hablando en privado con las personas implicadas. Además, tienes que estar dispuesto a reasignar a los miembros del equipo en caso de que el conflicto no se pueda solucionar.

   Escucha con perspicacia.

Convertirse en líder no implica ser siempre el centro de atención. Uno de los rasgos más importantes del buen líder es saber escuchar las propuestas, las ideas y las opiniones de otras personas y llevarlas a cabo. Las personas que saben escuchar tienen en cuenta que en la comunicación no solo intervienen las palabras, también importa el lenguaje no verbal, como el contacto visual y el lenguaje corporal.




Comentarios

Entradas populares